domingo, 30 de agosto de 2015

ESE MEDIODÍA VINO LA ABUELA A ALMORZAR A CASA

Luciana Reif

Ese mediodía vino la abuela a almorzar a casa
desde que está en el geriátrico cada tanto viene de visita
yo llegué un poco más tarde y me senté junto a ella
su impecable vestido, sus ojos enormes que miran al cielo
y su boca torcida por los antidepresivos.
Apenas me vio me agarró la mano besándola con fuerza
y se la llevó a su pecho
papá le contó que me separé pensé enseguida
y al rato hablé con mi viejo y me dijo que sí
un alivio porque yo no hubiera podido  largar esa noticia
frente a los ojos de mi abuela que absorben y refractan todas mis emociones
me siguió mirando y me dijo sos preciosa un sinnúmero de veces
mi mano aferrada a la suya contra su pecho como un ancla
sintiendo el latido de su corazón, el tic tac de esa maquinaria
que estando tan cerca de la muerte, me enseña
cómo podemos seguir viviendo.

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