Matías Chamorro |
un picnic
izar las velas
tender el mantel
que se inflen panzonas
sobre el pasto tibio del mediodía
gracias al viento franco
chocar nuestras manos en el apuro
y timonear convencido
del despliegue coreografiado de panes y quesos y frutas y golosinas
sintiendo al río de la plata que da el presente a través del mando
reírnos mucho
mientras somos besados por la brisa
mientras somos festejados por el sol
que después fondear ahí, donde ya no se ve buenos aires y se insinúa uruguay morder un poco de pan, morder un poco de queso
y dormir la siesta arrullados en la nada
dejarse tentar por peras jugosas
por olas simpáticas que dan un golpecito seco contra el casco
deseando que la tarde dulce sea eterna
y así un buen rato hasta que seguimos viaje
custodiados por ese sauce que baila ajeno a todo
dale, que dos horas más y llegamos a colonia
acompañados por un perro que vaiviene trayendo cositas queriendo jugar
bajar al puerto y caminar por las calles empedradas
peleándonos por leernos en voz alta fragmentos del libro que llevamos
para vagar un buen rato por el barrio histórico
y queremos que no se termine nunca
sin brújula.
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