viernes, 19 de septiembre de 2014

OH TENEBROSA FULGURANTE

Amelia Biagioni
Oh tenebrosa fulgurante, impía
que reinas entre cábala y quimera,
oh dura poesía
que hiciste me imprevista calavera.

Por qué me diste huesos,
si yo era, entre lenguas, “la que nombra
muriendo transparente”, y entre besos,
“llovizna”, desde el beso hasta la sombra;

si yo era la pálida costumbre
de cruzar el otoño trashumante,
mientras tú, suavemente ave de lumbre,
alta volabas y constante.

Por qué bajaste oscura. Mis despojos
creas, desencadenas mi esqueleto.
Devoraste mis párpados, mis ojos,
mi corazón secreto.

Oh sacrílega maga que ceñiste
la gracia en hambre, alazo, pico y garra,
por qué en tu salamandra convertiste
a mi tristísima cigarra.

Por qué. Pero me ofrezco, y apaciento
mis huesos, y mi cara se acostumbra a ser tan sólo profecía y viento.
Come, cuerva. Y relumbra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario